La periodista Claudia Mollinedo reapareció en redes sociales luego de una intensa polémica en la cual la apodaron “La nueva Lady Polanco”. El incidente, que se viralizó rápidamente, provocó críticas generalizadas y terminó costándole su trabajo en Imagen Televisión. A través de un video en la plataforma X, Mollinedo ofreció una disculpa pública, asegurando que su actuar no representa quién es realmente.
Todo comenzó el sábado 26 de julio, cuando Claudia Mollinedo publicó una historia en Instagram narrando su molestia por haber sido desalojada del restaurante Bagatelle, en la colonia Polanco. Acompañada de amigas, la periodista relató que el personal del restaurante encendió las luces, comenzó a limpiar y las escoltó hacia la salida, a pesar de que —según ella— ya habían pagado una cuenta de aproximadamente 25 mil pesos.
En el video, Mollinedo se quejaba de que el trato recibido fue indigno y desconsiderado, al punto de compararlo con el trato a “delincuentes”. La grabación mostraba parte del restaurante y a uno de los trabajadores, quien les recordó que el establecimiento cerraba a la 1 de la mañana. A pesar de que la publicación fue hecha desde su cuenta personal, el contenido se viralizó rápidamente.
Un Video Que Enfatiza La Falta De Conciencia Social
La historia no tardó en detonar una ola de comentarios en redes sociales. Decenas de personas criticaron el tono condescendiente de Mollinedo y sus amigas. Varios usuarios señalaron que no era correcto grabar al empleado del restaurante sin su consentimiento, mucho menos en un momento en el que solo cumplía con las normas del lugar.
La mayoría coincidió en que el trabajador simplemente estaba haciendo su labor. Los reclamos hacia la periodista crecieron, acusándola de ejercer su influencia para exhibir a personas sin voz, mientras ella se presentaba como víctima. El hecho de haber pagado una cuenta elevada no justificaba, según el consenso, una exigencia fuera de horario ni mucho menos una denuncia pública en redes sociales.
En medio de la controversia, su actitud fue calificada como clasista y arrogante, lo que encendió aún más el debate. La molestia ciudadana creció hasta que finalmente, Imagen Televisión anunció que Claudia Mollinedo dejaría de colaborar con ellos. La presión social fue tan fuerte que incluso algunos colegas suyos se pronunciaron pidiendo respeto para el trabajador y más responsabilidad en el uso de plataformas públicas.
¿Es Verdaderamente Una Disculpa?
Luego de guardar silencio por un par de días, Mollinedo publicó un mensaje en video en su cuenta oficial en X. Aseguró que lamentaba profundamente haber compartido el video sin el contexto adecuado. Reconoció que su actuar fue imprudente y que abrió la puerta a múltiples interpretaciones negativas que, según ella, no reflejan su verdadera forma de ser.
Visiblemente afectada, la periodista sostuvo que “esa no soy yo”, y que sus allegados —tanto en lo personal como en lo profesional— lo saben. También dijo que nunca fue su intención menospreciar al personal del restaurante ni fomentar ningún discurso de odio. En su mensaje pidió perdón a quienes se sintieron ofendidos y a aquellos que han seguido su carrera durante más de 14 años.
Mollinedo expresó que comprende la decisión del medio de comunicación de prescindir de su colaboración, y que tomará un tiempo para reflexionar y reconstruirse desde la verdad y la empatía. Recalcó que un error no define toda una trayectoria, aunque admitió que el daño mediático ya estaba hecho.
La Desigualdad Detrás Del Escándalo Viral
El caso de Mollinedo es uno más en la larga lista de figuras públicas que enfrentan las consecuencias de sus actos cuando son amplificados por redes sociales. En cuestión de horas, una historia personal puede transformarse en un fenómeno nacional, y eso fue justo lo que le ocurrió. Aunque no es la primera en pasar por una situación así, su caso abre nuevamente el debate sobre el uso de plataformas digitales para ventilar asuntos personales.
En redes, algunos compararon este episodio con otras figuras apodadas con el prefijo “Lady” o “Lord”, señalando una tendencia creciente a bautizar viralmente conductas problemáticas. También se retomaron discusiones sobre la responsabilidad ética de quienes, como periodistas, deben actuar con mayor cuidado al exponer a otras personas.
Por ahora, Mollinedo se encuentra fuera del aire y fuera del foco profesional. Su futuro en los medios es incierto, aunque todo indica que está más preocupada por el escarnio público que por volver pronto a la pantalla. En su mensaje final dejó claro que este capítulo no define su historia, pero sí ha dejado una marca que no será fácil de borrar.
Para muchos, no se trató solo de una mala noche o un error de comunicación, sino de una muestra clara de cómo el estatus y el dinero todavía se usan como argumento para exigir tratos diferenciados.
En un país donde millones enfrentan condiciones laborales precarias, la escena grabada en Polanco resuena más allá del restaurante. Es un recordatorio de que el respeto no se compra con la cuenta más cara, y que la empatía, cuando falta, termina costando más que cualquier empleo perdido.